Publicado en Reforma el 12 de junio de 2017
A 4 años de la reforma telecom la perspectiva darwiniana de la adaptación evolutiva es un enfoque vital para comprender el universo digital y los negocios. A cada oportunidad tecnológica se corresponde el surgimiento de nuevas especies y procesos de crecimiento de la fauna ya existente.
En el compulsivo proceso evolutivo del universo digital, los primeros dinosaurios y sus fusiones en la década de los 80 asustaban cuando las operaciones de consolidación llegaban a 25 mil millones de dólares (mmdd), como la legendaria compra de Columbia y MGM por Sony.
En la década de los 90 y 2000 crecieron los primeros negocios de infraestructura de telecomunicaciones y expansión de transnacionales. En Europa crecen Vodafone, Orange, T-Mobile y Telefónica; en América Latina: Telefónica, América Móvil, Liberty, Cable & Wireless y Tigo. En EUA: AT&T y Verizon se volvieron el duopolio sobre T-Mobile y Sprint. En China se desarrollaron las poderosas China Unicom, China Mobile y China Telecom. Hablamos de empresas cuya inversión global les permite generar economías de escala y volverlas competitivas. La regulación las obliga a invertir en cada país por la vía de concesiones y despliegue de infraestructura, regulándolas desde la competencia, el acceso y la cobertura universal.
La transformación visceral generada por Internet los últimos 10 años acaba de generar una nueva especie de empresas mamut, de tamaño incomprensible: las empresas de Internet. Apple tiene un valor en bolsa de 805.28 mmdd; Google, 675.54 mmdd; Facebook tiene 1,500 millones de usuarios y vale 442.8 mmdd. En una escala menor AT&T vale 238.11 mmdd, Verizon, 189.45 mmdd; Telefónica, 57.13 mmdd y América Móvil 52.66 mmdd.
El conductor de esta evolución es la tecnología y su capacidad de innovar. La presión de las empresas de telecomunicaciones a los desarrolladores está obligándolos a desplegar la tecnología 5G con anticipación a finales del 2018 en Estados Unidos. Esto significa oportunidades no vistas y una nueva expresión de negocios convergentes de un potencial casi inestimable.
5G permitirá velocidades y oportunidades de video 4K e Internet de las cosas que impactarán en la evolución de las ciudades, casas y autos conectados. El primero en ver esta oportunidad es AT&T que espera la autorización para comprar Time Warner y ser el primer operador global que ofrezca todas las plataformas incluidos contenidos relevantes, video 4K más Internet de las cosas y soluciones para ciudades, casas y autos. Algo que denomino “convergencia extrema”.
La respuesta inmediata en EUA ha sido la intención de fusión entre Sprint y T-Mobile; la oferta de compra de Netflix por Disney, la oferta de compra de Disney por Apple; la fusión de Charter y Time Warner con Bright House; la intención de Charter y Comcast por hacer una plataforma móvil. Un país con el cual podemos compararnos es España que ha logrado en 5 años crear 4 grandes grupos que compiten de manera convergente y entrarán con eficiencia a 5G: Telefónica, Vodafone, Orange y MásMóvil.
A 4 años de la reforma telecom podemos concluir que somos campeones de la competencia: en los primeros lugares en velocidad en América latina según OpenSignal y Akamai; la segunda red 4G de América Latina, el segundo Internet más asequible de entre 53 países del mundo; entre las más bajas tarifas fija y móvil de la región; la inversión telecom más vibrante de América Latina, liderada por AT&T y América Móvil.
No hay autoridad internacional, organismo, regulador o analistas responsables que no lo reconozcan, pero no contamos con competencia convergente y tenemos una de las coberturas móviles más lamentables de América Latina. La competencia no genera cobertura. Estamos en uno de los momentos definitorios del universo digital. Se desplegarán las primeras radiobases LTE Advanced y con ello el concepto de ciudad conectada puede ser una realidad, pero para 5G o hay convergencia o no hay eficiencia tecnológica ni beneficios económicos sociales.
La sobrerregulación está deteniendo la evolución de las especies digitales en México. Los intereses políticos están instituyendo la marginación digital como política regulatoria. Directamente por no conectar y relativamente por no ofrecer convergencia para todos.
Cuando comience la negociación del TLCAN, un capítulo fundamental será el de la economía digital y las telecom. ¿Vamos a negociar con EUA cuando no hay convergencia, ni innovación, ni consolidación, ni nuevos servicios? Alguien engaña al secretario de Relaciones Exteriores. Se negocia cuando hay recursos, activos y en este caso el activo a negociar se llama economía convergente y ésta no existe. Mientras el mundo atestigua el nacimiento de los dinosaurios y la evolución de nuevas especies, estamos fascinados con la regulación de los fósiles vivientes y la dictadura de las especies menores.