Pese a tener a la mayoría de los medios de comunicación en su contra, Javier Corral ganó las elecciones para Gobernador en el estado de Chihuahua. Un fenómeno comunicacional y político similar al que vivió Jaime Rodríguez Calderón, más conocido como “El Bronco”, en Nuevo León.
Ambos resultados y otros, demuestran que los medios de comunicación no son, en muchos casos, determinantes en los resultados electorales. Es más, las coberturas informativas de las campañas políticas sesgadas a favor de un candidato o partido pueden ser contraproducentes e incluso favorecer positivamente a quien se pretende dañar en su imagen o credibilidad.
Algo que parece ser tan elemental es, sin embargo, reproducido una y otra vez por los “estrategas” de la comunicación política durante los procesos electorales, quienes destinan cuantiosos recursos del erario público para tener de su lado a la mayoría de los medios electrónicos, impresos y digitales. Además del daño que se genera en la credibilidad de los medios de comunicación y el derecho a la información de la ciudadanía, la democracia se debilita.
Javier Corral conoce a la perfección la estructura mediática del país, sus relaciones con los poderes político y económico, sus formas de operación y las rutinas periodísticas. Tiene dos décadas analizando el tema e incidiendo política y socialmente para modificar un modelo mediático, el mexicano, que se ha caracterizado por su alta concentración, el debilitamiento de medios públicos y comunitarios, así como el dispendio en publicidad gubernamental.
Al asumir la candidatura como Gobernador sabía que viviría una experiencia más de medios de comunicación poco equitativos en la cobertura de las campañas para truncar sus aspiraciones políticas. La novedad es que ahora no sólo medios electrónicos e impresos, sino también medios digitales y un ejército de bots y trolls en redes sociales se sumaron al bombardeo informativo adverso.
Un ejemplo de ello se demuestra en el monitoreo a medios digitales, realizado por el Instituto Estatal Electoral de Chihuahua (IEE). De los siete informes semanales disponibles en línea (el primero, del 3 al 9 de abril; el último, del 15 al 21 de mayo) se desprende los datos siguientes: hubo 2 mil 232 menciones a Enrique Serrano, el candidato del PRI y partidos satélites, y 977 a Javier Corral; es decir, una diferencia de más del doble.
Además de la escasa cobertura, cuando se mencionaba al candidato del PAN, se hacía de una manera negativa. Del total de notas monitoreadas, 269 fueron calificadas como negativas hacia Corral y sólo 72 a Serrano. Esto significa que casi el 28 por ciento de la cobertura de la campaña del candidato del PAN tuvo una connotación negativa, mientras que sólo el 3 por ciento lo fue para el candidato Tricolor.
En cuanto a las menciones positivas, el del PRI tuvo 376 y el del PAN 186. Aquí, al menos porcentualmente hubo cierta equidad: el 17 por ciento de todo lo que se dijo de Serrano fue positivo y el 19 por ciento fue favorable a Corral. Los medios digitales analizados fueron El Diario de Chihuahua, El Pueblo, La Opción, Omnia, El Diario yEntrelíneas. Faltaría por analizar el papel de los medios electrónicos, pero desafortunadamente estos informes no se encontraron en el portal del IEE.
Otro rubro polémico –por decir poco- fue el de las encuestas. La mayoría de estos estudios daban por ganador a Serrano. Una de las más divulgadas, la de Consulta Mitofsky, en abril, establecía que el candidato del PRI tenía el 30.5 por ciento de las preferencias del electorado, mientras que Corral sólo el 16.3 por ciento. Esta encuesta se daría conocer horas después de que la consultora IPC Estadística, de Juan Antonio Torres, estimaba lo contrario: Corral ganaría con 27.6 por ciento de los votos, en tanto que Serrano quedaría en segundo lugar con 14.6 de los votos.
En ambos casos, hubo márgenes de error importantes si se comparan con los resultados de las elecciones, pero en definitiva Mitofsky y otras casas encuestadoras fallaron de una manera preocupante: la diferencia de 23 puntos entre la intención de voto a Corral (16.3 por ciento, según Mitofsky) y lo que terminó sucediendo en las urnas (39.51 por ciento, de acuerdo con los resultados preliminares) es enorme y sólo puede explicarse por fallas graves en la metodología o en otras motivaciones políticas o económicas. Estas empresas deben a la sociedad una explicación clara sobre este fenómeno y el papel que están teniendo las encuestas en los procesos electorales.
En una entrevista concedida en mayo a Sergio Valles, del Canal 28 de Chihuahua (uno de los pocos medios de comunicación independientes del estado), Corral dijo: “Hay un descarado contubernio en la mayoría de los medios de comunicación. Incluso varios de los digitales, son hoy el principal instrumento para la guerra sucia del PRI contra nosotros. Las notas calumniosas, difamatorias, es reflejo de lo que hemos dicho: el presupuesto surte efectos”.
Corral se refiere al desembolso de 945 millones de pesos a publicidad gubernamental, ejercido por el Gobierno de Duarte. En el 2015 esta cantidad fue de alrededor de 950 millones de pesos y en el 2014 de 970 millones de pesos. “Todo ese tonel de dinero se ha reflejado en la cobertura de la campaña política”, dijo Corral, y reiteró: “Hay un descarado favoritismo a Serrano” y “cuando se acuerdan de mí es sólo para golpearnos”.
Según el periodista Sergio Valles, el Gobierno de Duarte gasta per cápita 360 por ciento más que el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que podría explicar el por qué los medios de comunicación chihuahuenses y algunos nacionales actuaron de esa manera en el proceso electoral de esta entidad. Otra razón es, como ya se dijo, la lucha histórica de Corral en contra de la concentración de frecuencias y mercados en la radiodifusión comercial, al igual que de las leyes a modo que los conglomerados mediáticos han impuesto o tratado de imponer en el Congreso. Recuérdese, entre muchos otros hechos, su destacado papel como promotor de la acción de inconstitucionalidad de la denominada “Ley Televisa” y el logro que se obtuvo en la Suprema Corte de Justicia al expulsar varios de los artículos de esta contrarreforma.
Así como Jaime Rodríguez, Javier Corral ejercerá su gobierno con medios de comunicación subsidiados en parte por el gobierno estatal y cuestionados por él y por la ciudadanía por estar más cerca de los funcionarios públicos que de la sociedad. ¿De qué manera cambiará esta relación? ¿habrá, como hasta ahora, dinero público para los medios locales, se limitará o definitivamente se eliminará? ¿se impulsará la creación de estaciones de radio y televisión públicas en uno de los pocos estados del país sin un sistema de medios públicos propio? ¿cómo responderán editorialmente los medios electrónicos, impresos y digitales con el nuevo gobierno?
Más preguntas que respuestas en un estado en el que, en definitiva, el poder político no se ejercerá como antes: con corrupción, violencia y poca transparencia. Quienes conocemos a Javier Corral estamos convencidos que actuará en congruencia con sus ideales democráticos y la honestidad que le ha caracterizado. Esperamos que no nos defraude.
Twitter: @telecomymedios