Rubén Alonso
Si se busca tener el control total, el ejercicio del poder público en pocas manos, hay que ser opaco, y ante el reclamo al ejercicio libre del derecho de acceso a la información, habilitarse en las “mañanas”. Sea pues esta una “guía” inicial, no confesional, pero sí para prevenir, alertar frente a las amenazas siempre latentes y vigentes.
1. Concentre el acceso y disposición de información en pocas manos. El asunto de la transparencia sea preocupación y responsabilidad de un área, de uno o unos cuantos sujetos que se dediquen a ello; que se concentren sólo a la gestión de la información que “debe y quieren que salga”; que sepa “planchar” la información. Para que esto funcione mejor deles nivel jerárquico con autoridad; que todo apunte y descanse en esa área.
2. Atienda solicitudes de información como “demandas”. Para ello, requerirá de abogados letristas, fundamentalistas, que en la lectura de una solicitud de información se ciñan a la letra; atender “sólo lo que se pide”, aunque para la comprensión de lo solicitado se requiera de más información. Lo “completo” sea lo que a la letra se dice y aproveche cualquier resquicio casuístico que da la ley para ganar tiempo y no entregar lo que ya sabe están pidiendo. Para ello, pregúntese al definir lo que entregará: ¿para qué lo quiere?, ¿qué hará con ello?, ¿quién o quiénes lo piden? O sea, aplique la prueba de daño para los de casa, no para el interés público.
3. Publique lo más que pueda, pero aisladamente. Que pueda usted sostener: “ahí está la información”. Recuerde que una aguja en un pajar existe, aunque haya que buscarla. Así que interoperabilidad de de información déjela para los software, no para los contenidos, y mucho menos se le ocurra que la información que publique sea la misma que al interior generan y emplean para la toman de decisiones. Al cabo ni la van a entender.
Pero no se olvide de que todo lo que publique esté en una preciosa y llamativa interfaz para sus portales, sitios y páginas web, pues de la vista nace el amor.
4. Apóyese de “coros transparentes”. Sí, esos que hablan bien bonito de la transparencia y le echarán incienso a lo que hace mediante evaluaciones externas. Claro, emplee usted el mismo lenguaje y cítelos en público cada vez que pueda. Es pues, asunto de comunicar imagen, no información.
Y si esto no le funciona, “¡avísenme!”