Innovación. El Mobile World Congress de Barcelona es el encuentro más importante de la comunicación móvil. La edición de 2015 tuvo un récord de 94 mil asistentes de 200 países. Fue cubierto por más de 3,800 reporteros internacionales y participaron más de 2,200 empresas que expusieron en la Fira Gran Vía.
En la Ciudad de la Innovación los asistentes verán de primera mano cómo los productos y servicios móviles conectados están transformando nuestras vidas. Los pabellones destacarán iniciativas que benefician a los usuarios, incluidas aplicaciones móviles, la nube, tecnologías verdes, dinero móvil y vestibles.
En 2016 se esperan más de 100 mil asistentes; una vez más se establecerá el dialogo multilateral entre tomadores de decisiones en materia regulatoria, política pública, empresas de Internet, de infraestructura y organismos no gubernamentales. Los integrantes del ecosistema digital estarán presentes para tomar decisiones, evaluar y realizar prospectiva tecnológica. Nada es permanente, todo es cambiante y evoluciona de forma inesperada. La capacidad creativa y destructiva de la innovación es un reto para la inteligencia, los negocios y la regulación.
El derecho a la información en el entorno digital alcanza su plenitud cuando la frontera tecnológica lo permite. Hace pocos años la frontera era la telefonía fija, después la comunicación móvil, vendría el internet fijo y al poco tiempo la banda ancha móvil.
Al colapsar las fronteras entre la radiodifusión, las telecom y las TIC, el ejercicio del derecho a la información se volvió vertical y transversal, integrando la TV abierta, de paga, periódicos e industrias editorial y musical. Tenemos derecho a recibir todos los servicios telecom por virtud de la innovación y el avance tecnológico. Seleccionar uno o varios servicios también es un derecho, pero garantizar que todos los servicios estén disponibles en una misma infraestructura, integrados con todos sus beneficios, es el ejercicio máximo de este derecho.
El ejercicio del derecho a la información es directamente proporcional a la innovación tecnológica. Ejerceremos de forma plena este derecho en la medida en que la tecnología evolucione y nos presente sus fronteras. Nadie puede detener la evolución tecnológica, como tampoco marginar uno o varios servicios telecom. Todo comienza con el obligado acto de conectar al desconectado y después enriquecer su comunicación.
Ciudades digitales. En este entorno de caos creativo, es vital recordar la necesidad de diseñar política pública y tener políticos digitales que vean donde los demás no pueden, y construir donde nadie lo imagina.
En mis últimas entregas he subrayado el lamentable estado de los millones de marginados digitales en México. Ahora me referiré a las ciudades como un espacio de políticas públicas que recae en los derechos de los conectados. El mexicano tiene derecho a estar conectado y con ello ejercer y habilitar otros derechos fundamentales como educación, salud, trabajo y seguridad; he sido promotor incansable de hacer política pública digital avanzada en el Gobierno federal.
En esta ocasión reclamo la protección y garantía de derechos digitales de los ciudadanos en el entorno de las metrópolis. El espacio más íntimo, inmediato y recurrente para el ejercicio del derecho de acceso a las TIC y a servicios públicos en dispositivos móviles e internet son las ciudades.
Después de la reforma telecom imaginé varias ciudades peleándose por presentar la primera agenda digital, pero no ocurrió. Al contrario, han surgido gobernadores, alcaldes y funcionarios cuya frivolidad y manidas expresiones les hacen pensar que al utilizar conceptos como smart cities, ciudades inteligentes, innovadoras o creativas ya dominan, diseñan política pública y es suficiente para construir un discurso moderno.
Estos políticos creen que las palabras son mágicas o le apuestan al viejo positivismo, según el cual para que las cosas existan hay que mencionarlas. En materia de política pública digital la fe no basta ya que la mediocridad brota a chorros, evidenciando una verdad silente y destructora: la ignorancia.
Ejemplo de lo anterior son Jalisco y Puebla. Ambas entidades presumen smart cities, ciudades creativas y proyectos grandotes. ¿Dónde está la hoja de ruta derivada del artículo sexto constitucional, la elemental idea de diseñar política pública en forma de Agenda Digital?
El esquema del ecosistema digital es sencillo: infraestructura, aplicaciones, servicios y usuarios, después acciones transversales. No lo veo en la exultante y megalómana aventura poblana, ni en la rancia y preocupante experiencia de Jalisco. Falta un documento donde la ciudadanía vea su futuro digital con servicios públicos móviles como transporte, acceso a museos, pago de luz, gas, agua, seguridad y aplicaciones ciudadanas. Exceso de palabras, ayuno de ideas.
Homenaje. Me refiero a un hombre de personalidad seria y grave, de altura física y profesional, de pública capacidad y profusa biografía, grabada en la cálida piedra del prestigio. De íntima palabra y formas generosas; francófilo irremediable y de manejo diplomático. Fernando Borjón es el primer comisionado que se retira del nuevo IFT. Su mandato fue de escasos y vertiginosos dos años, liderando el debate sobre el espectro. Sus colegas celebrarán una sesión solemne en su honor. Doy testimonio de mi aprecio y respeto a un hombre en un momento vital de la vida de México.