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Ya ganaron, pero quieren todo

Jorge Fernando Negrete
septiembre05/ 2016

Reforma

El nuevo marco telecom en México patrocinó un avance del sector en su conjunto que presenta luces inevitables pero también agujeros negros. Una dialéctica perversa donde un grupo ganó todo: TV y convergencia en exclusiva; otro, donde el más fuerte puede sobrevivir, pero no crecer y debe marginar a sus usuarios de servicios convergentes y hasta ser sujeto de medidas populistas in extremis; y un tercero, prescindible por marginal, ya que parece que a pocos les importa.

Las partes vulnerables del sector no se debaten ni son noticia y tienen poca capacidad de dar visibilidad a su discurso. Me refiero a los no conectados y también a los medios públicos y comunitarios. Por enésima ocasión subrayo: las telecom y la radiodifusión, integradas en el nuevo ecosistema digital, son el nuevo espacio para el ejercicio de la libertad de expresión, de prensa y de pensamiento para promover la pluralidad informativa y diversidad cultural.

Sin infraestructura, facilidades económicas, acceso a insumos y a oportunidades tecnológicas, jamás podrán innovar modelos de comunicación. Estos derechos hoy no se pueden ejercer plenamente y se restringe el ejercicio absoluto del derecho a la información. Me he referido a los obstáculos en infraestructura, restricciones para integrar servicios convergentes y falta de política pública transversal en las administraciones públicas de los 3 niveles de gobierno. Pero la agenda de ataque de quienes ganaron todo y quieren más es la siguiente:

Radios comunitarias. 3 espléndidos textos sobre radios comunitarias y su relación con la libertad de expresión y su sistema económico fueron defendidos por Clara Luz Álvarez, Aleida Calleja y Gabriel Sosa Plata. La conclusión es la misma: la industria de la radiodifusión organizada cabildeó y obtuvo que las radios comunitarias condicionaran su modelo de subsistencia al presupuesto público y la beneficencia. El modelo económico de la radio comunitaria actúa en contra de su subsistencia, las somete al riesgo de la voluntad política y las condena a un ejercicio perverso del derecho a la información. Mientras América Latina es refrescada por una oleada de nuevos medios comunitarios a los que se les reconoce su capacidad económico-jurídica, México exhibe un desprecio a este noble modelo de comunicación. Sólo Brasil se ha propuesto que todos los municipios tengan una radio comunitaria.

Medios públicos. Los medios públicos fueron atacados por quienes ganaron todo y quieren más. Los mejores eventos los tienen los medios públicos: los mejores noticieros y la programación relevante como las Olimpiadas o los mundiales de futbol. Me refiero a la TV pública europea. Históricamente, la TV pública ha podido sostener una competencia con la TV privada. Hoy existe competencia legítima entre ambos modelos, a veces uno gana una programación, a veces otra, y así sucede en la alternancia de los ratings.

Por primera vez, los medios públicos mexicanos accedieron a programación relevante y conocimos la otra televisión. El resultado fue extraordinario: HR Media Research Center dio a conocer que 2.6 millones de personas vieron la ceremonia de inauguración; y 4.4 millones de personas en la Zona Metropolitana del Valle de México vio diario al menos una competencia olímpica.

Respecto de la audiencia de las Olimpiadas por cadena, 72 por ciento por TV de paga y 28 por ciento en abierta. Canal Once tuvo 28 por ciento de audiencia y el Canal 22, 16 por ciento. El canal Mexiquense tuvo 16 por ciento de audiencia y Una Voz con Todos, 12 por ciento. Espléndido ejemplo dieron también el canal 44 de Guadalajara y el Sistema de Radiodifusión del Estado Mexicano. El televidente mexicano tiene opciones y el efecto pedagógico multiplataforma de la transmisión permitió consolidar el liderazgo de la TV de paga, la TV por internet y los medios públicos. Pronto habrá una nueva cadena de TV abierta y seguirá madurando el ecosistema audiovisual.

Sobre el sector telecom en México. Lo único que ha sostenido el crecimiento es la sensatez del IFT y la confianza en la progresión y modulación regulatoria, sin exabruptos, sin populismos, confiando en los éxitos logrados en materia de competencia, sobre países que lideraban la región como Colombia, Chile y Brasil. Referir resoluciones de esos países que fallaron en generar las tarifas, la inversión y ancho de banda que tenemos, explica la obsesión por el tamaño y el desprecio por los beneficios sociales.

La regulación en México no está para destruir, sino para sumar con inteligencia y prospectiva. La de telecom es la única reforma que dejará bien parado a este gobierno, con logros empíricos demostrados. Los mejores indicadores en materia de competencia están presentes: falta cobertura y esa debe ser la agenda de los dos años siguientes.

@fernegretep
Analista de telecomunicaciones