Pese a las esquelas que desde hace tiempo se han escrito sobre la televisión abierta, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) llevará a cabo la licitación de 148 canales, distribuidos en 123 zonas de cobertura, en un proceso que iniciará el próximo mes de octubre y concluirá en el segundo semestre del año 2017.
Muy probablemente será la última licitación que tengamos en televisión abierta y por lo tanto la última oportunidad para los empresarios que quieran entrar a este medio de comunicación. Será como el “ahora o nunca” para estos emprendedores, que requerirán cuantiosos recursos para infraestructura y la producción de contenidos de calidad, en un contexto poco favorable para la televisión abierta por la disminución de audiencias y de inversión publicitaria.
En efecto, el Cuarto Informe Trimestral 2015 del IFT refiere que en cuanto al nivel de audiencia, para televisión abierta se presenta una disminución de 18% respecto del cuarto trimestre de 2014, mientras que para televisión restringida hay un incremento de 14% para el mismo periodo. En lo referente al nivel promedio de personas con televisores encendidos las 24 horas del día de lunes a domingo, hubo un decremento de menos 6% entre el 2014 y el 2015. Los jóvenes, como se sabe, son los más alejados de este medio tradicional.
En inversión publicitaria en medios, la televisión abierta perdió cinco puntos porcentuales entre el 2011 y el 2015, al pasar de 52 por ciento al 50 por ciento. Este último porcentaje implica alrededor de 39 mil 340 millones de pesos, nada mal, pero con apenas un crecimiento de 0.01 por ciento anual, entre el 2014 y 2015. Pese a esto, la televisión abierta se ha mantenido al frente de las preferencias en el gasto publicitario, según la Asociación de Agencias de Medios (CNN Expansión).
Esta licitación no se habría programado si Francisco Aguirre, de Grupo Radio Centro, hubiese ganado una de las cadenas nacionales de televisión, que licitó el IFT el año pasado. Por alguna razón, el radiodifusor no juntó los 3 mil 58 millones de pesos que ofreció como pago y se declaró desierto este concurso, que incluía la concesión de 123 canales. La otra cadena, como se recordará, se la llevó Olegario Vázquez Aldir, de Cadena 3, previa contraprestación de mil 808 millones de pesos.
Lo que el IFT publicó la semana pasada fue el proyecto de prebases de la licitación y abrió un proceso de consulta pública para recibir comentarios sobre el contenido del documento, a partir del 2 de junio y hasta el próximo día 29 del mismo mes. Posteriormente, una vez analizadas y en su caso incorporadas las propuestas u observaciones, se publicará la convocatoria, previa aprobación del pleno del IFT.
Una de las novedades de estas prebases es que los canales no se concesionarán como cadena nacional, a diferencia de lo que ocurrió con la licitación anterior. Esto significa que los participantes podrán optar por uno, dos, tres o varios canales más, de acuerdo con sus intereses, lo que incentivará la creación de canales locales o redes regionales. De hecho, en las prebases se prevé otorgar incentivos (10 por ciento en contraprestaciones) a aquellos licitantes que no rebasen el 15 por ciento de cobertura nacional en todas las estaciones en que participe.
La oferta de contenidos locales ha sido una de las grandes deudas de la televisión abierta y de paga por el centralismo político, económico y mediático que ha vivido nuestro país históricamente. Por eso, esta licitación podría abonar a la pluralidad y diversidad de contenidos en televisión, aunque mucho dependerá del plan de negocios a desarrollar. Por ejemplo, si un ganador de la licitación decide convertir su canal o sus canales en repetidoras de los canales de Televisa, Televisión Azteca, Cadena 3 oMultimedios Televisión, entonces de poco habrá servido la apertura en la televisión.
En el caso de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara se prevé la licitación de dos canales en cada una de estas ciudades. Se puede anticipar una elevada participación por estas frecuencias y otras ubicadas en el centro y norte de la República porque se trata de los mercados más importantes del país por su población y su aportación al PIB nacional.
Otra de las novedades de las prebases es que no podrán participar aquellas personas o empresas que ya tengan un canal en la población en la que se esté licitando alguno de los canales. Bajo este esquema, Televisa, Televisión Azteca, Cadena 3 y Multimedios Televisión no podrán participar en muchas de las ciudades o poblaciones en las que tienen presencia, pero sí en aquellas donde no tienen canales. Por ejemplo, Multimedios no tiene frecuencias de televisión en Guadalajara, la Ciudad de México y en decenas de ciudades del centro y sureste del país, por lo que podría tener la oportunidad de extender su red y convertirse en cadena nacional.
La apertura de la televisión llega un poco tarde, pero aún puede ser muy benéfica para las audiencias de infinidad de poblaciones en el país, donde sólo se captan los canales de las televisoras comerciales y en el mejor de los casos las señales de la televisión pública. También podrá ser útil para el 50 por ciento de los hogares sin servicio de televisión de paga y más del 60 por ciento sin conexión a internet, pero que sí cuentan con los más de 10 millones de televisores digitales que regaló el gobierno de Enrique Peña Nieto durante los años 2014 y 2015 a un costo multimillonario que superó los 26 mil millones de pesos. Otro dato que no debemos obviar: el 93.5 por ciento de los hogares mexicanos (30.6 millones) tienen aún televisores.
Ante estas cifras, nadie puede refutar la importancia que hoy en día sigue teniendo la televisión gratuita en cientos de poblaciones del país. Debe recordarse, además, que con base en la nueva regulación en telecomunicaciones, todos los canales de televisión abierta deben ser retransmitidos en los sistemas de televisión por cable o de IPTV (televisión mediante protocolo de internet). En el caso de las cadenas nacionales de televisión, los canales de origen deben subirse a los sistemas satelitales (Sky y Dish). Estas obligaciones permiten, en algunos casos, ampliar la cobertura de los canales de televisión abierta; en otros, elevar sus audiencias al sumar los televidentes de las diferentes plataformas y de internet.
El beneficio a las audiencias, decíamos, dependerá de la calidad de la programación que ofrezcan, pero desafortunadamente, al igual que la próxima licitación de frecuencias de radio, la propuesta de contenidos no tendrá ningún puntaje en este concurso. Las prebases establecen que sólo se evaluarán las capacidades administrativa, técnica, jurídica y financiera. El proyecto de programación es sólo un requisito, sin un valor en el momento de definir al ganador de la licitación. El dinero y las promesas de inversión seguirán siendo los factores determinantes para ganar las frecuencias.
Los recursos necesarios para entrar al mercado de la televisión abierta cierran las puertas a millones de personas sin capacidad económica y limita la participación a un pequeño grupo de empresarios que deberán tener suficiente liquidez y deseos de expandir sus negocios. Pero más allá del factor económico, lo que muchos deseamos es que sus canales se conviertan en una opción real en televisión con noticiarios y producciones de entretenimiento de calidad, plurales y diversas, que respeten a sus audiencias. Ojalá la licitación logre este objetivo.
Twitter: @telecomymedios